DE TAL PALO, TAL ASTILLA



DE TAL PALO, TAL ASTILLA

De nuestros padres no solo heredamos el patrimonio material, también el inmaterial. De ellos nos llegan los legados de las dos familias y de la nueva familia que ellos mismos crean y donde nacemos. Nosotros mismos somos vehículos de trasmisión de esta “herencia” a nuestros hijos.
En el seno de nuestra familia es donde aprendemos qué es ser hombre o mujer, hijo o hija, hermano y hermana. También aprendemos qué es una pareja y cómo educar a los hijos. Los padres nos legan valores, patrones de conducta permitidos y negados; refuerzan o denostan aquellos valores que hemos aprendido fuera de la familia y que incorporamos al acervo familiar. Con nuestros padres hacemos alianzas conscientes e inconscientes, seguimos sus mandatos o nos rebelamos contra ellos. Nos aliamos con uno y/o competimos con el otro, entramos en sus juegos de poder.
Es también en la familia, y en la relación con los padres, donde afloran nuestras emociones y sentimientos con más facilidad para ser aceptados o negados, reforzados o castrados. Sin embargo, ocurre que en algún momento olvidamos esto y actuamos en nuestra vida como si fuésemos “hombres y mujeres nuevos” que no arrastran ninguna herencia.

Para poder decidir por nosotros mismos que parte de este bagaje queremos asumir tenemos que revisar los elementos que afloran en la relación con los padres y/o los hijos y observar su procedencia y con que aspectos nuestros resuenan. Así podremos elegir cuales nos sirven para vivir con más conciencia y libertad y cuales queremos transmitir a nuestros hijos.

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