CUANDO LOS HIJOS CRECEN
Nuestra amiga Cristina Nuñez, del diario HOY, nos envía una interesante pregunta que os invitamos a contestar: “Últimamente no hago otra cosa que oír a madres decir la pena que les da que los niños crezcan, que les dejarían congelados en los primeros meses de vida. Mi hijo cumplió ayer 18 meses y no hay nada que me haga más feliz que verle crecer sano. Sé que se hará mayor y yo vieja, pero son las leyes de la vida. Y mal iríamos si no fuera así. ¿Qué explicación psicológica tienen esos sentimientos que te comento, ese miedo a que los niños crezcan? No sé si es una especie de síndrome de Peter Pan.” Mi respuesta es compleja: desde el punto de vista antropológico y de la historia de la familia la realidad es que en las sociedades pretecnológicas, como España hace 80 años, los hijos eran vistos como un reemplazo: mano de obra para el trabajo familiar (y también bocas que alimentar) y la garantía de subsistencia de la generación anciana gracias al cuidado de los hijos en un estado sin gara